Crítica

Los nuestros

LUIS HARSS

Alfaguara - Buenos Aires 

Este libro apareció inicialmente en inglés con el título Into the Mainstream: Conversations with Latin American Writers. Traducido por el autor al español, apareció en noviembre de 1966 en la Editorial Sudamericana y marcó un gran cambio en la lectura de la novela latinoamericana. Es interesante detenerse en el significado del título inicial: mainstream (corriente principal) es un término que se utiliza para designar los pensamientos, gustos o preferencias predominantes en un momento determinado en una sociedad. El libro, realizado en colaboración con Bárbara Dohmann y editado por Paco Porrúa, contribuyó a visibilizar el nuevo canon literario, el boom. Los nuestros es una galería de retratos que, apelando a entrevistas y reseñas críticas presenta a los escritores de los 60. Reúne dos generaciones que marcan un cambio radical: los mayores -Carpentier, Asturias, Borges, Guimarães Rosa, Onetti- y los aún jóvenes -Cortázar, Rulfo, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa-.

Han pasado casi 50 años desde la aparición de esta obra que fue mucho más que un libro “oportuno”, como lo califica Harss. El canon que establece es discutible; por ejemplo, quedaron fuera escritoras como Clarice Lispector o autores como Sabato, Arguedas, Donoso, Roa Bastos, Lezama Lima, etc. Arroja una injusta sombra sobre toda la tradición narrativa anterior, niega continuidades y cimienta una mitología literaria.

La realización de las entrevistas se basó en las recomendaciones de los propios autores entrevistados. El primero fue Julio Cortázar, quien le nombró a un muchacho llamado Vargas Llosa. Vargas Llosa le mencionó a un tal Gabriel García Márquez y así llegó a la lista definitiva.

Entender una época

La visión romántica de Harss, basada en el gusto, lo conduce a simplificaciones, en muchos casos con un lenguaje poco preciso. Deslumbrado por estos nuevos autores, de alguna manera vela y descubre zonas de nuestra literatura. En su “Prólogo arbitrario, con advertencias”, el autor plantea: “no somos autoridades, expertos o especialistas en la materia, sino simplemente aficionados que se largaron por el camino de la aventura, dejándose guiar por el instinto y la reflexión y fiándose en fin de cuentas en el gusto persona”. En la reedición pide indulgencia por las ausencias.

Tomás Eloy Martínez, refiriéndose al boom, proponía “una primera fila de santos mayores (García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes), un hemiciclo de estatuas venerables (Onetti, Rulfo, Borges, Carpentier, Guimarães Rosa, Asturias, Lezama Lima, Arlt, Felisberto Hernández), y una alegre fila de muchachos del coro que asomaban la cabeza entre las divinidades y a menudo les hurtaban espacio”. Harss se adelanta a delinear lo que Ángel Rama denomina un proceso de actualización, de modernización literaria. Aunque se extrañen ausencias y se deplore cierta arbitrariedad, la lectura de Los nuestros resulta ineludible para entender una época, por lo que la reedición de la obra es bienvenida.

Carmen Perilli